Quizás no te hayas parado a pensarlo nunca, pero los radiadores influyen mucho en el consumo de la calefacción y por extensión, en el gasto de energía de un hogar. Así que te merece la pena escogerlos bien para ahorrar dinero a medio-largo plazo. Elige si puedes los más eficientes y los que conserven mejor el calor una vez que los apagues. Si los utilizas debidamente, puedes ahorrar hasta un 20% en el recibo.

Y lo primero que debes saber es que, a mayor potencia, menor consumo. En sistemas de calefacción por caldera puedes ahorrar hasta un 20% aumentando la potencia de los radiadores. Ojo: te conviene calcular la potencia y en eso influirá la orientación de la casa, el aislamiento, la zona geográfica… Si hablamos de radiadores eléctricos, calcula unos 50 W por m2. Así, si son 15 m2, necesitarás 750 W de potencia. En este caso, conviene contratar la tarifa de discriminación horaria, siempre y cuando los radiadores eléctricos deben llevar acumuladores.

Además, es necesario tener en cuenta otras claves:

– ¿Calefacción de agua o eléctrica? Los de agua se conectan a la caldera por tuberías. El agua caliente entra en ellos y difunden el calor. La temperatura de su superficie no debe pasar de 40 grados por normativa. Los eléctricos llevan una resistencia, panel o líquido que se calienta cuando se enchufan.

– Tamaño de las habitaciones. No todo vale: el tamaño de la habitación influirá en el tamaño del radiador. Si son de hierro, por ejemplo, cuantas más columnas tengan, más calentarán. En los radiadores de aluminio, la capacidad va por elementos: cuanto más elementos, más calor. En los eléctricos por su parte, lo importante es la superficie que emite el calor. Y si nos referimos al tamaño del radiador, plantéate otro tipo de diseño si no te cabe un radiador grande: puedes, por ejemplo, instalar uno vertical (estamos acostumbrados a verlos en los baños pero puede ser una solución también para otros espacios).

– ¿Cómo se instalan? La ventaja de los eléctricos es que solo tienes que enchufarlos. Si se fijan a la pared llevan unos enganches que se colocan con tacos y tornillos. Necesitarás, eso sí, una toma eléctrica.

– El diseño. Los tienes de todo tipo. Los de agua, por ejemplo, los tienes de hierro y estilo antiguo o verticales. Los eléctricos en acabado piedra suelen ser muy discretos. También tienes la alternativa de ponerlos en el suelo: lo positivo de este sistema es que no quita espacio. Van empotrados en el suelo, en un canal de 8 cm de profundidad. Se aconseja ponerlos delante de ventanas o puertas de terraza. Suelen gastar menos que el resto: entre un 9% y un 16% menos que los de acero y un 5% que la calefacción por suelo radiante.

– ¿Cuándo purgar un radiador? Los que son de agua debes purgarlos antes de que empiece la temporada de frío: bastará con aflojar el tornillo situado en la parte superior del radiador hasta que salga el agua. Hay purgadores automáticos que expulsan el aire de forma automática y te evitan esta tarea.

– Tips para ahorrar. Si quieres ahorrar en tus recibos, purga los radiadores antes de usarlos: si eliminas el aire de las tuberías, los radiadores se calentarán por completo. Ponlos en el sitio adecuado: lo mejor es colocarlos bajo las ventanas ya que contrarrestarán el frío que emiten las paredes que dan a la calle. Si colocas láminas reflectantes entre el radiador y la pared conseguirás ahorrar entre un 10% y un 20% de energía. Es importante además, que controles la temperatura del termostato de la casa: cada grado de más sube el consumo entre un 7% y un 8%. Lo mejor es que ajustes la temperatura durante el día a 21 grados y a 18 grados por la noche.

Fuente: idealista.com

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